domingo, 25 de mayo de 2025

V Torneo de Veteranos de Fuencarral a beneficio de ITT Foundation. Qué grande es el rugby.

 

Querida familia del rugby:


Mis compañeros de equipo me han encargado que realice la crónica del V Torneo de Veteranos de Fuencarral a beneficio de ITT Foundation y me encuentro en un serio apuro: no me acuerdo de nada.


Vale que bebí un poco. Después de los partidos, a veces le doy al dulce y luego pasa lo que pasa.


Vale. Sí. Lo admito. Salí del campo cantando La Marsellesa y Els Segadors, abrazado a José e improvisando un catalán mesetario que daba vergüenza oirme.


No voy a escudarme en la masa amorfa. No voy a decir que no fui el único que estaba contento. Reconozco mi culpa: ayer fui feliz.


Muy feliz. Como un niño. Y creo que cualquiera de los participantes, de Badajoz, de Getafe, de Cisneros, de San Isidro o de Fuencarral, compartirá en mayor o menor medida esta felicidad y alegría. Ayer ganamos todos, ganó Fuencarral y ganó el rugby.


Por eso no me acuerdo de alineaciones, partidos ni resultados. Ganó Fuenca, por supuesto, en disputadísima contienda con El Colegio. La Institución. La Academia. Cisneros. Empujando la melé desde 1943. Ahí es nada. 


Más de ochenta años de rugby contemplan a este rival que ayer puso en liza todo el saber estar de un XV que sabía perfectamente a qué jugaba. 


Como en esos grandes encuentros internacionales en que un equipo de menos historial combate con garra, corazón y piernas a otro de más tronío que sabe manejar los tiempos y jugar con disciplina, tirando de casta y galones para hacer que el rival se acabe cociendo en su propia salsa, para lograr una victoria al estilo de los judokas, usando en beneficio propio el ímpetu del rival, Cisneros apretó de lo lindo, pero no pudo con Fuenca, porque ayer, señoras y señores, ayer fuimos mejores estudiantes que los del Colegio. 


Ayer hubo una sinergia de alegría en que de forma inconsciente todo el club se puso de acuerdo en recordar lo aprendido y aplicarlo, para rematar un fin de curso como se debe: con todo aprobado. Dándolo todo. Atendiendo a las palabras de Nico El Capitán: ‘diviértanse, jueguen, jueguen con el corazón. No hay cansancio y no hay dolor, ni miedo de golpearse. Vamos a darlo todo porque para nosotros, cada partido puede ser el último’.


Grande Nico. Gracias, Capitán. Ayer parecías el mismísimo Hugo Porta señalándose el yaguareté del pecho y diciéndole a sus Pumas que con esa camiseta no hay dolor ni cansancio.


Ayer jugamos ese rugby que vive en nuestros sueños. Ese que tiene por banda sonora aquel ‘with a little help from my friends’ de los Beatles entonado con toda la fuerza guerrera de la voz cavernosa de un Joe Cocker. Simplemente corrimos como posesos, defendimos como soldados, atacamos como el séptimo de caballería y placamos y ruckeamos como animales de bellota. Rugby, caballeros, rugby de toda la vida. Sin cuartel. Sin miedo. No mirando a nuestro daño.


Hasta aquí va el resumen de lo que pasó en la final. Mis siguientes palabras son para trabajar en pro de que ese público en general que baraja alguna opción para pasar el domingo se acerque al rugby, y que el próximo año venga al VI Torneo y lo haga más grande aún.


Señoras, señores: este deporte no es solo un deporte. Lo que llamamos rugby o rugby football es una celebración de la vida. El rugby no es solo un desafío físico y técnico para sus practicantes. Es mucho más que eso. Es un código de caballería en el que cada participante se compromete a defender 5 valores: integridad, solidaridad, disciplina respeto y pasión.


 Por eso al rival se le acoge en nuestra casa como invitado de honor y, tras el partido se le invita a compartir la comida del tercer tiempo. Por eso se respeta al árbitro y se espera a que acabe el partido para comentar directa, pero cortésmente con el rival cualquier diferencia de criterio. Por eso se invita al público a comportarse del mismo modo: con respeto, confraternizando. Ayer, amigos y amigas, no solo obramos el milagro del rugby, sino que recaudamos cuanto pudimos en pro de otras personas que necesitan un apoyo para salir adelante. Ayer hicimos lo que un rugbista se compromete a hacer en la vida: dejar su rinconcito del mundo un poco más limpio y bonito de cómo lo encontró.


Feliz domingo, queridos amigos. Felices comidas familiares y felices encuentros. Feliz día de trabajo a quien le haya tocado laburar. Machaca, Krispies, José, Juan, Marmota, Javi, Valerio, Lalo, Cosme… todos. Qué grandes que sois, tíos. Gracias. Gracias por esta alegría. Gracias por el rugby.


1,2,3 ¡Fuenca!





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